Patrimonio Industrial nacional e internacional

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miércoles, 16 de mayo de 2012

De horno minero a centro social. Artículo del horno de Ortuella.

Autor: Mathieu de Taillac
Artículo de 2005
Funcionó 14 años entre 1961 y 1975. Desde hace tres décadas, el horno de combustión de Ortuella es una simple ruina de hormigón, la prueba más visible de la historia minera de esa pequeña localidad vizcaína de 8.000 habitantes. Su Ayuntamiento, que dirige el PNV, quiere ahora dar una segunda vida al edificio, abriendo allí un centro de asesoría laboral y ocupacional y de ayuda a las empresas en sus plantas superiores, y un restaurante en la baja.

El consistorio pretende utilizar una subvención que el Gobierno otorga para rehabilitar antiguas instalaciones mineras, explica el teniente de alcalde, Txemi Tejedor, de EA. A finales de septiembre se sabrá si el Ejecutivo accede a su demanda de financiar unas obras cuyo presupuesto supera los 1,2 millones de euros.

Si la repuesta es favorable, Ortuella ya tiene los planes listos y podrá empezar las obras en abril próximo. El Ayuntamiento, propietario de la instalación desde el cese de su actividad en 1975, quiere rehacer totalmente el edificio, pero respetando su estructura. En los más de 700 metros cuadrados útiles repartidos en tres plantas principales prevé construir dos comedores, un bar, tres salas para la asesoría laboral, otras dos salas polivalentes y una más para el desarrollo local. Los materiales utilizados serían los más parecidos a los de la primera construcción: ladrillos de cara vista y pavimentos de hormigón.

La idea de transformar el inmueble nació hace cinco años. Al principio, un empresario local de construcción se hallaba interesado en crear un restaurante de banquetes, pero dio marcha atrás cuando se enteró de los gastos que suponía. El Ayuntamiento recuperó la iniciativa y preparó otro proyecto con la Diputación de Vizcaya, que sugirió organizar un concurso de arquitectos. Ya se trataba de compartir el local entre un espacio comercial y oficinas administrativas. Cuando el Gobierno abrió su convocatoria de ayudas económicas, Ortuella presentó su candidatura.

Este deseo de salvar el horno corresponde a una voluntad de "mantener la historia", explica Tejedor. No es que tenga algún interés artístico o arquitectónico, pero el horno de combustión resume todo el pasado industrial de Ortuella, desde su fundación como un barrio de Santurtzi a finales del siglo XIX. El historiador local Juan Ignacio Rodríguez relata cómo el pueblo se creó gracias a la explotación del hierro y creció de forma espectacular a partir de la implantación del ferrocarril minero.
El horno de combustión anunciaba una tercera generación de instalaciones, que permitían explotar un mineral de baja ley, es decir, con poca cantidad de metal puro. A diferencia de los primitivos, el último horno utilizaba gasóleo y no carbón como combustible, precisa el también cronista local José Rodríguez Andrés. Tenía una capacidad de tratamiento de 600 toneladas de mineral diarias, lo que le permitía sustituir a los 13 hornos cónicos tradicionales de Ortuella, y empleaba a un centenar de obreros.

Carlos Arruabarrena trabajó en el horno cuando tenía 14 años. Hoy cuenta 92, pero recuerda perfectamente las duras condiciones de trabajo. "Los hornos jodían todo el pueblo; echaban un polvo rojo en todas las calles". Sin embargo, aceptaría comer en el nuevo restaurante, "si me invitan" bromea. Si el proyecto se hace realidad, podrá hacerlo a partir de diciembre de 2007, fecha prevista para la inauguración.
El País

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